La dura lucha de las mujeres de los hermanos asesinados

Hace un mes, el domingo 1° de julio, un hombre armado entró al supermercado “Doña Rosa” de Cañuelas. Tras balear a los hermanos Leonardo (36) y Marcelo Massa (38), escapó junto a un cómplice en una moto sin robar nada. El doble crimen sacudió a la ciudad. Al día siguiente, miles de vecinos tuvieron rodeada la Municipalidad durante varias horas y hubo una seguidilla de marchas esa semana. Sin embargo, las viudas de las víctimas no tuvieron demasiado tiempo para reclamos ni duelos .

Un día después de los entierros, las dos volvieron a abrir los comercios que antes llevaban con sus maridos. Ahora, Fernanda Inacio (35) y Betty Rincón (33) cómo siguen sus vidas tras los asesinatos, los recuerdos que hay por todas partes y la necesidad de encontrar testigos que ayuden a resolver el caso (ver Una causa…), que tiene a dos hombres detenidos.

Fernanda Inacio está tomando unos mates con la mamá de los hermanos Massa y uno de sus hijos en un rincón del supermercado donde asesinaron a su marido, Leonardo. “Hasta ahora una sola persona declaró haber visto al asesino y otra dijo que no le vio la cara.

Estoy segura de que más gente vio lo que pasó, porque el día que volvimos a abrir el supermercado encontré cuatro changuitos llenos de mercadería de gente que hacía la cola en la caja ”, dice la mujer, que se fue del local media hora antes de que ocurriera el crimen.

Con Leonardo se habían conocido hacía 6 años: ella ya tenía un hijo de un matrimonio anterior y él otros dos con su ex pareja. “Elías, el de 12, tuvo que llevar en un patrullero a su papá hasta el hospital y ahora no puede volver al supermercado. Lo recorría y era como que revivía lo que le pasó a Leonardo”, afirma Fernanda, que además tiene un bebé (que hoy tiene un año y medio), hijo de la víctima.

“Es difícil porque casi no lo nombra al papá y yo no quiero que lo olvide. El todavía dormía con nosotros en la cama, entre los dos. La primera noche que pasamos en casa después de esto, mi hermana se acostó con nosotros, en el lado que ocupaba Leo, pero él se largó a llorar y la echó ”, cuenta Fernanda.