A 55 años de la histórica resistencia

Se cumplen esa cantidad de años de que los trabajadores del frigorífico de Lisandro de la Torre ocuparon el lugar defendiendo su fuente de trabajo. Fue un hito histórico en la lucha del movimiento obrero.

La toma del frigorífico Lisandro de La Torre, que llevaron a cabo sus trabajadores hace 55 años en el barrio de Mataderos, constituyó un hito en la lucha del movimiento obrero contra las políticas de privatización y ajuste, e inauguró además un período de alta conflictividad social que signó al gobierno del presidente Arturo Frondizi.

Sin duda, fue uno de los ejemplos de resistencia popular más emotivos y movilizantes que se recuerde. El frigorífico Lisandro de La Torre faenaba en 1959 un millón y medio de kilos de carne por día, además de producir cortes provenientes del ganado ovino, caprino y porcino.

Fundado en 1925, durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear, el establecimiento tuvo por objetivo regular un mercado de carnes concentrado por capitales británicos y estadounidenses. Juan Domingo Perón ordenó en su primera presidencia la nacionalización de este gran matadero y transfirió sus instalaciones a la órbita de la Capital Federal.

Denuncia

Además, el peronismo reemplazó la designación de Frigorífico Nacional por la de Lisandro de la Torre, en homenaje al senador demócrata progresista por Santa Fe que denunció desde el Congreso las irregularidades en el comercio de carnes con Gran Bretaña, propiciadas por el pacto.

En 1959, y como parte de una política de recortes acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Frondizi impulsó su privatización a través de una licitación internacional que fue luego adjudicada a la CAP (Corporación Argentina de Productores de Carne), una entidad ligada a empresas multinacionales.

El 14 enero, el Poder Ejecutivo logró que el Congreso, en una tumultuosa sesión, aprobara la privatización del frigorífico, lo que desató la inmediata reacción de sus 9.000 empleados. El dirigente del Sindicato de la Carne Sebastián Borro se puso al frente de una gran acción de protesta que movilizó a los trabajadores del Lisandro de la Torre, quienes en una multitudinaria asamblea decidieron la toma del establecimiento y se declararon en huelga.

En la madrugada del 17, el gobierno ordenó recuperar las instalaciones con 1.500 efectivos de la Policía Federal, la Gendarmería y el Ejército, que ingresaron fuertemente armados y con el apoyo de tanques. Cercados por la represión, los trabajadores apelaron al desesperado recurso de soltar la hacienda acumulada contra los uniformados, pero el ganado se movió poco y la situación dio pie para que se acuñara una frase entre los huelguistas: “Las vacas estaban cansadas”.

Los principales dirigentes de la toma son detenidos y 5.000 trabajadores de la industria de la carne fueron cesanteados tras la privatización. Un día después, la CGT, conducida por el dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, lanza una huelga general por tiempo indeterminado que tuvo una alta adhesión, pero que fue levantada el 20 de enero.