Maldito Cuarteto…

La decisión del municipio de Cruz del Eje de excluir al cuarteto de la Fiesta Nacional del Olivo por sus «elevados costos» abre un debate profundo sobre la gestión cultural y la transparencia. Mientras el género celebra su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la falta de rendición de cuentas en eventos previos genera suspicacias en un contexto de crisis que afecta a los principales escenarios del país.

El Secretario de Economía de Cruz del Eje, Nataniel Barrionuevo, justificó la ausencia de bandas cuarteteras en el presupuesto 2026 debido a los montos prohibitivos que manejaría la industria hoy. Sin embargo, la medida de la gestión de Renato Raschetti parece ir a contramano de la realidad regional: festivales de la talla de Jesús María y Cosquín Cuarteto han ratificado que el «tunga-tunga» es, en definitiva, el motor que garantiza la convocatoria y la sostenibilidad económica de las grillas.

La polémica de los números y la transparencia

La contradicción oficialista se agrava ante el pedido de informes por la reciente fiesta «70/30». Sectores del propio gobierno local exigen conocer el contrato de Damián Córdoba, quien habría facturado una cifra sensiblemente superior a sus valores de mercado habituales. Esta «rendición desaparecida» pone bajo la lupa si la exclusión actual responde a una verdadera crisis de costos o a una administración deficiente de los recursos públicos.

Para dimensionar la crisis de los festivales, basta observar los valores que circulan en la industria para la temporada 2025/2026, según fuentes del sector y registros de contrataciones municipales en la región:

  • Artistas de primera línea: figuras como Q’ Lokura o La K’onga manejan cachets que oscilan entre los 40 y 60 millones de pesos, dependiendo de la logística y el equipamiento requerido.

  • El fenómeno de convocatoria: a pesar de estos valores, el cuarteto representa el 70% de la venta de entradas en noches compartidas, lo que para muchos organizadores no es un gasto, sino una inversión recuperable.

  • El contraste: en Cruz del Eje, la decisión de prescindir del género se da justo cuando la UNESCO reconoce su valor cultural, dejando a la Fiesta del Olivo en una posición de aislamiento comercial y popular.

Una gestión a contramano

Mientras la provincia de Córdoba y el país entero abrazan al cuarteto como un producto de exportación y un derecho cultural, la gestión de Raschetti opta por el recorte en el género más convocante. La falta de claridad en las cuentas del evento anterior solo alimenta la teoría de que la crisis no es solo del mercado, sino de la forma en que se ejecutan los dineros del pueblo. Sin transparencia no hay festival que resista, y sin cuarteto, el Olivo corre el riesgo de perder su esencia masiva.


Redacción: www.Matizando.com.ar

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