El Pueblo Tiene el Gobierno que se Merece
Agenda Post-Electoral
El resultado de las últimas elecciones de medio término, que consolidó la presencia legislativa de La Libertad Avanza, se ha interpretado desde ciertos sectores como una validación popular al rumbo económico actual y a las «recetas» del Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, un análisis crítico de las variables macroeconómicas y sociales, contrastado con la información disponible, proyecta un escenario de profundización del ajuste cuyos efectos recaerán desproporcionadamente sobre las espaldas de la población, en particular la clase media.
La aplicación estricta del programa pactado con el FMI suele centrarse en la consolidación fiscal, la reducción del gasto público y la liberalización de precios. La evidencia reciente, incluso en un contexto de caída del dólar en los mercados financieros tras la elección (un fenómeno que celebraron los mercados), indica una dinámica económica regresiva para los hogares:
Aumento de Alimentos y Canasta Básica: La desregulación de la economía y la eliminación de esquemas de control o subsidios, sumada a la inercia inflacionaria, genera una presión constante sobre los precios de los bienes esenciales. Pese a la desaceleración inflacionaria puntual en algunos períodos, la acumulación de incrementos en la canasta básica —tanto alimentaria como total— ha superado consistentemente la actualización de los ingresos de gran parte de la población. La pobreza, de hecho, registró aumentos significativos en los primeros meses de implementación de estas políticas. .
Los datos muestran una licuación del poder adquisitivo del salario y las jubilaciones. Si bien la inflación es el principal factor, la negociación de paritarias en un contexto recesivo y de elevada desocupación (aumento de la desocupación y precarización) opera como un «ancla salarial» no formal. El salario mínimo ha experimentado caídas reales dramáticas, impactando especialmente a los trabajadores informales (que representan un amplio porcentaje de la población activa) y a los formales de ingresos más bajos. La pérdida real del salario registrado se sintió fuertemente en los primeros meses, lo que se traduce en un deterioro significativo del nivel de vida de la clase media que, con ingresos fijos, ve cómo sus gastos se dolarizan o indexan a la inflación, mientras la moneda de pago se deprecia en términos de capacidad de compra.
Una de las banderas recurrentes de los sectores ultraliberales, la desregulación laboral, se presenta bajo la promesa de generar empleo. Sin embargo, la experiencia histórica en Argentina (como en la década de 1990) y el análisis de la teoría neoclásica aplicada, sugieren un resultado diferente:
Las reformas que buscan flexibilizar el mercado laboral, como la reducción de costos indemnizatorios o el debilitamiento de la negociación colectiva, tienden a trasladar el riesgo económico de la empresa al trabajador. Esto no elimina el desempleo, sino que lo transforma, generando una mayor desigualdad en la distribución del ingreso y una pérdida de derechos consolidados, al poner al trabajador en una situación de mayor debilidad ante el empleador.
La apertura de importaciones y la retracción del consumo interno (fenómeno de estanflación) ya han provocado el cierre de miles de empresas (particularmente Pymes) y la pérdida de empleos privados formales, especialmente en rubros como la construcción o la industria.
El Pueblo Tiene el Gobierno Que se Merece.
La adhesión a este programa de ajuste ultraliberal y pro-FMI, que históricamente ha generado controversia por sus consecuencias sociales adversas (como la fuga de capitales y el agravamiento de la deuda en acuerdos previos), es un camino que la mayoría del electorado decidió transitar.
La elección de un modelo económico tiene implicancias concretas y dolorosas en el día a día. La erosión de la clase media, tradicional motor de la economía y la estabilidad social argentina, parece ser el costo estructural de esta senda. Las consecuencias que se avecinan no son un accidente, sino la secuencia lógica de las políticas votadas. Cada ciudadano que depositó su voto en las urnas, consciente o no de la magnitud del ajuste, ha validado este modelo y, por lo tanto, deberá hacerse cargo de las consecuencias económicas y sociales que se desprenden de esta elección.
Es por eso que cada día cobra mayor fuerza la frase, El Pueblo Tiene el Gobierno Que se Merece.
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