La política es para construir, no para destruir: El repudio del intendente Sbiroli

El intendente de Sanagasta, Federico Sbiroli, ha alzado la voz contra un tipo de violencia que se ha vuelto, lamentablemente, recurrente en el debate público: la agresión digital. A través de un contundente comunicado, Sbiroli ha repudiado un «miserable posteo» que no solo lo agrede con «mentiras y difamaciones», sino que también traspasa una línea roja inaceptable al desearle la muerte o un accidente.

Las palabras del intendente no son solo una defensa personal, sino un llamado de atención sobre la degradación del discurso político. Al denunciar que estas prácticas «provienen del espacio libertario» y las vincula con los «métodos del presidente Milei», Sbiroli no busca un enfrentamiento ideológico vacío, sino que pone el foco en una forma de hacer política que, según su visión, se basa en la agresión, la mentira y la falta de respeto mutuo.

La crítica central de Sbiroli es la instrumentalización de temas sensibles, como la problemática de las drogas, para «ensuciar la vida política». Esta táctica, lejos de fomentar un debate serio y constructivo, busca simplemente deslegitimar al adversario a través de la calumnia. Es una estrategia que erosiona la confianza en las instituciones y en los actores políticos, y que polariza a la sociedad hasta límites peligrosos.

El punto más alarmante del comunicado es la referencia al deseo de muerte. Sbiroli subraya que «ese nivel de perversión y bajeza humana no se puede justificar bajo ningún punto de vista, ni siquiera contra el peor adversario». Aquí, el intendente argumenta que la política, incluso en sus momentos más álgidos, debe estar por encima de la misantropía. La violencia verbal no tiene cabida en un sistema democrático que se precie de ser civilizado.

Al final del comunicado, el intendente se dirige directamente a los vecinos de Sanagasta para reafirmar su compromiso. Su mensaje es claro y esperanzador: «Voy a seguir trabajando con más fuerza que nunca, con responsabilidad, con diálogo y con respeto». Con estas palabras, Sbiroli argumenta que, a pesar de la agresión, la verdadera política es un ejercicio de construcción y de servicio público. Es un compromiso con el bienestar de la comunidad, un ideal que se opone de manera categórica a la degradación y al odio.

En definitiva, las palabras de Federico Sbiroli no son solo una reacción a un ataque personal. Son un manifiesto en defensa de la política como una herramienta para el bien común, un recordatorio de que la diferencia de opiniones no debe justificar la falta de ética, y una invitación a la reflexión sobre el tipo de sociedad que queremos construir, tanto en las redes sociales como en la vida real.