Ganancias y Monotributo: la actualización que no alcanza a los bolsillos

Mientras la Ley de Medidas Fiscales 2024 celebra su actualización semestral automática, los trabajadores argentinos apenas logran respirar ante un ajuste que corre de atrás a la inflación.

A partir de julio, con un incremento del 15,1% en los montos del Impuesto a las Ganancias y el Monotributo, el Gobierno intenta mostrar sensibilidad fiscal. Sin embargo, el nuevo umbral exento de Ganancias —$2.624.000 brutos para un trabajador soltero— lejos está de reflejar el verdadero poder adquisitivo perdido en el camino.

La medida, anclada en el Índice de Precios al Consumidor, llega tarde y a cuentagotas. Mientras los precios treparon sin pausa durante el primer semestre, los sueldos no solo quedaron relegados, sino que además siguen atados a un sistema de recaudación que exige más de lo que devuelve. ¿Qué significa hoy ganar $2.178.000 netos? Muy poco, si se considera el costo de vida actual, especialmente en grandes centros urbanos donde el alquiler, el transporte y los alimentos se llevan una porción cada vez más grande del salario.

Para un trabajador con dos hijos, el alivio es apenas simbólico: podrá estar exento si su salario bruto no supera los $3.054.000, pero con esa cifra apenas se cubren las necesidades de una familia tipo sin margen para imprevistos. Los casados con dos hijos podrán ganar hasta $3.464.000 brutos sin tributar, lo que se traduce en un ingreso neto de $2.890.000. Aunque estas cifras puedan sonar altas, en la práctica no alcanzan para vivir con dignidad en un contexto donde todo sube menos el salario real.

Por otro lado, las escalas progresivas del tributo —de 5% a 35%— siguen castigando a quienes apenas cruzan los límites de exención, sin distinguir si esos ingresos se traducen en riqueza real o simplemente en sobrevivir mejor.

El anuncio incluye una obligación para los empleadores: recalcular descuentos aplicados a los haberes de junio si la liquidación ocurre en julio. Una muestra más del enredo administrativo que recae siempre sobre quienes menos margen tienen para enfrentar errores o dilaciones del sistema.

Más que una actualización, lo que se necesita es una verdadera reforma tributaria que contemple la realidad económica de quienes sostienen el aparato productivo. Mientras tanto, estos “nuevos valores” no representan progreso, sino apenas una actualización numérica que no compensa la pérdida del poder adquisitivo ni aporta equidad fiscal.

Aldo Portugal
Director periodístico