Abierto de Australia

En la víspera del Abierto de Australia 2024, una controversia vuelve a hacerse presente en el mundo del tenis. A medida que los jugadores y jugadoras aceleran en la recta final de sus pretemporadas para llegar en forma óptima al comienzo del año, un antiguo problema no resuelto amenaza con afectar su rendimiento: la rápida degradación de las pelotas de tenis.

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En esta ocasión Harmony Tan, al prepararse para la qualy del Grand Slam que se disputará entre el 14 y 28 de enero, hizo notar un fallo clave: las pelotas perdían su compostura tras pocos intercambios, tomando la apariencia de bolas usadas por varios sets. Tan publicó el antes y después del estado de las pelotas y explicó que, “el deterioro fue muy rápido”. La francesa, que practicó junto a su compatriota y ex jugadora Alize Lim con las pelotas oficiales del torneo australiano, expresó su molestia y la necesidad de mejoras antes del inicio del torneo.

El debate no es nuevo; ya en la edición anterior, varias voces de referentes del deporte mostraron su descontento.

Andy Murray, en enero de 2023, criticó las pelotas de aquella edición del Australian Open. “Las pistas son rápidas, pero las pelotas parecían sin presión al inicio del partido”, compartió tras vencer a Thanasi Kokkinakis. La problemática se extiende más allá de una simple impresión: afecta la dinámica del juego. Novak Djokovic, campeón del torneo ese mismo año, reflejaba esta preocupación: “Cuanto más peloteas, más blanda o más grande se vuelve la pelota y es más lenta, lo que podría dilatar la duración de los partidos”.

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El tema de las pelotas trasciende las preferencias personales, teniendo implicancias físicas para los jugadores. Daniil Medvédev, tercero en el ranking ATP, compartió su experiencia personal de dolor en la muñeca durante el campeonato: “Sentí que esas bolas no eran buenas para pista dura y, en el partido con Sebastian Korda, tenía mucho dolor, pero pensé: ‘Vale, será problema mío, así que no le daré más importancia. En Rotterdam, cuando hablé con unos chicos de dobles y empezamos a hablar sobre las bolas, me dijeron que habían tenido problemas en su codo y su muñeca y pensaban que era a causa de las bolas. Estaba como ‘Guau, no soy el único’”.

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Incluso antes de que se iniciara la edición de 2023, Rafael Nadal advertía sobre cómo estas pelotas afectaban la jugabilidad, especialmente dificultando imprimir el efecto característico de su juego. “Después de un par de golpes, la pelota pierde presión y es difícil golpearla con efecto”, apuntó Nadal, poniendo de relieve que el problema no solo impacta a aquellos que prefieren golpes liftados.

Los testimonios de Tan, Murray, Djokovic, Nadal, y otros profesionales del circuito revelan una inquietud compartida que va más allá de una preferencia subjetiva; hay una influencia tangible en la técnica, el ritmo de juego y, sobre todo, la salud de los atletas. Estas voces colectivas sugieren una relación directa entre la calidad de las pelotas de tenis y las actuaciones y bienestar de los jugadores en uno de los cuatro torneos más importantes del circuito.

Ante este escenario, surge la pregunta sobre las medidas que tomarán los organizadores del Abierto de Australia y los fabricantes de las pelotas, quienes aún no se han manifestado públicamente. Con el inicio del Abierto de Australia 2024 a la vuelta de la esquina, tanto jugadores como espectadores esperan avances concretos que permitan disfrutar de un torneo que no solo destaque por su prestigio, sino también por garantizar una competencia justa y segura para todos los participantes