El hombre que volvió de la muerte


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 Tito Mendoza estuvo en el fondo de la pileta y renació como el Ave Fénix. En charla con Crónica el actor repasó su vida y analizó su presente.

Por Ricardo Filighera

Un personaje simpático, entrañable, asociado a queribles producciones de tevé, años fundacionales, como lo fue Los Campanelli, aquella familia que generó, luego, otras producciones de similar entidad y también junto a Jorge Porcel, en la pantalla chica y en el teatro.

Tito Mendoza, acaba de salir del ostracismo, luego de casi dos décadas de inactividad, y lo hizo en el teatro Regio, de la mano de José María Muscari, Póstumos, junto a otras luminarias de la escena de todas las épocas.

Ahora se encuentra en los ensayos de una comedia revisteril, que en julio realizará en gira por el interior del país para luego recalar en Capital.

Desde muy joven, Tito, nacido en Saavedra, manifestó vocación por el espectáculo y fue en “Los Campanelli” precisamente donde comenzó a realizar sus primeros pasos profesionales.

-Yo ya había trabajado con Carlitos Balá en 1976 y luego, tres años más tarde, por los buenos oficios de Héctor Maselli pude ingresar a esa inolvidable tira que me permitió instalarme dentro de un elenco de primer nivel.

La continuidad se dio como sin cesar. Vinieron numerosas películas, ciclos en tevé como “Alta comedia”, “Los viernes de Pacheco”, “Calabromas”, donde popularizó la impagable creación de “Quico” y lo hizó en gira por todo el país.

Luego, el gran triunfo gran, junto a Jorge Porcel en la tevé y luego en teatro, con el Gordo, en Hay fiesta en el conventillo, impagable éxito en Mar del Plata, antes en el Broadway de Buenos Aires y luego la continuidad con “Se pudrió todo”.

-Con Jorge Porcel fue una etapa brillante de la que guardo hermosos recuerdos. Le estoy más que agradecido al “Gordo” porque gracias a la posibilidad de trabajar con él me pude comprar mi casa en Don Torcuato.

Mención especial para ese lugar que se convirtió en el principal refugio del actor, sobre todo en los años más álgidos. La huerta, un horno de barro, el cielo que abraza en su inmensidad, el fluir de los cantos de los pájaros, una postal de la naturaleza que el actor acuñó para reflexionar, pensar, sobre la vida y su profesión.

Admite Tito Mendoza que “volvió de la muerte”. Depresiones, golpes emocionales, falta de laburo, puertas que se cerraban y timbres que nunca sonaban, se erigía en un panorama marcado por el desaliento.

“Muscari te podría decir que me devolvió nuevamente la dignidad del trabajo. Pude volver a un escenario con grandes figuras del espectáculo y expresar mi monólogo, cantar y bailar. “Póstumos” fue una propuesta que me generó, otra vez, la alegría de vivir».

Y la cosa no para. En estos momentos, Tito se encuentra en los ensayos de una comedia revisteril que llevará a cabo, en principio, por el interior para estrenar luego en Capital. Estará acompañado por las vedettes Silvia Freitas y Roxana Bonavena y el cantante Diego Conde. La propuesta contará con historia, guión y dirección del propio intérprete.

La versatilidad de Mendoza es generosa. También ha incursionado en la escultura con muestras realizadas en centros culturales y ha publicado dos libros de poesía. Por otra parte es ejecutante de batería y ahora, como si fuera poco, se encuentra estudiando trompeta.

“Creo que en todas las variantes del arte, me gusta la diversidad y los desafíos. No me achico. Y como decía Hemingway, “un hombre puede ser aplastado, nunca vencido”. Un Tito Mendoza auténtico.