En guerra contra la trata


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 Integrantes de la agrupación Martes Rojo despegan afiches que alientan la oferta sexual. El polémico juicio por el caso Marita Verón movilizó a este grupo de gente,

Por Luciano Bugner

El microcentro porteño es el lugar más transitado por peatones de toda la ciudad de Buenos Aires. Por allí caminan jóvenes, trabajadores, empleados bancarios, señoras, miles de personas que hacen prácticamente imposible el detenerse a observar vidrieras. Pero en ese paisaje también hay volantes con contenidos de oferta sexual pegados por doquier, invadiendo todo ámbito y que en sólo un segundo captan la atención de los transeúntes. “Martes Rojo es un movimiento independiente de acción ciudadana que despega las promociones que se observan en las calles”, contó a “Crónica” la licenciada Carolina Barone, que empezó con la campaña a mediados de diciembre. Hoy, el trabajo se ve en varias zonas de Capital Federal.
El juicio de Marita Verón fue indignante por donde se lo mire. La lucha de Susana Trimarco pareció en vano cuando se dio a conocer la sentencia que absolvió a los 13 imputados por la desaparición de la joven tucumana en abril de 2002. En medio de esa sensación nació la agrupación. “La primera jornada fue el martes 18 de diciembre del año pasado, exactamente una semana después de conocer la vergonzosa sentencia. Por eso el nombre”, dijo la politóloga. Y el color optado es porque además de ser llamativo, las bolsas de residuos patológicas que se usan en los hospitales son rojas. “Simbolizamos así a esas mujeres que son usadas como basuras, como un descarte porque ejercen la prostitución bajo amenaza. Es una víctima”, agregó.
El sueño de la agrupación es concreto: “Que no haya más personas víctimas de trata. Por eso también necesitamos concientizar para que se comprometan a replicarlo en su cotidianeidad”, detalló Barone. En ese sentido, hay que tener en cuenta que la trata de personas y la explotación de mujeres es el tercer negocio más redituable del mundo después de la venta de armas y drogas. Genera aproximadamente 32.000 millones de dólares anuales de ganancia. “Decimos prostituyentes y no clientes, porque es un negocio ilícito”, resumió.
¿Y con los papeles arrancados? “Reservamos un ejemplar de cada tanda y armamos una carpeta para denunciar ante la autoridad competente. El resto es arrojado a containers verdes de residuos reciclables o dados a artistas para que hagan obras de arte con fines de concientización contra la trata”, aseguró Carolina.
En síntesis, el mensaje a la población es claro. Que al caminar uno mire postes de luz, bocas de subte, paradas de colectivos, cabinas de teléfonos, paredes, bancos de plazas, y se tome dos segundos para despegar los volantes con ofertas sexuales.