La tragedia de Lima y una entrevista póstuma

Cómo explicar que alguien se murió pero sigue vivo de alguna manera en esta entrevista, la última que dio Héctor “Pochín” Ochoa hace once días. Cómo contar que el diálogo evoca la tragedia de Lima de la que este domingo se cumplen 56 años y de la que él fue testigo directo. Cómo asimilar que después de aquel contacto telefónico del 13 de mayo sólo queden su voz en un grabador y su recuerdo. Cómo entender que seis días más tarde – el martes 19 – su amigo Fernando Signorini avisaba que había partido para siempre. El ex jugador de Atlanta, la Selección olímpica de Tokio 1964 y varios equipos del Ascenso era de Lincoln, su ciudad al noroeste de la provincia de Buenos Aires aunque había nacido de pura casualidad en Parque Patricios. Estaba por cumplir 78 años – el 5 de julio – y conservaba en su memoria detalles de aquel episodio que provocó hasta hoy la mayor cantidad de víctimas fatales de la historia en un estadio de fútbol, el Nacional limeño. Argentina le ganó 1-0 a Perú, el árbitro uruguayo Angel Pazos anuló un gol local que le daba chances de clasificarse para los Juegos Olímpicos, un par de hinchas invadieron el campo de juego, la policía reprimió con gases lacrimógenos y sobrevino una estampida de personas. La cuenta de muertes se detuvo oficialmente en 312, aunque también se habló de 328. Las responsabilidades nunca se investigaron a fondo.