Una multitud despide los restos de Soleimani

Una multitud colmó los alrededores de la Universidad de Teherán para despedir a Qasem Soleimani, jefe de la fuerza Al Quds de los Guardianes de la Revolución asesinado el viernes por los Estados Unidos. El funeral fue encabezado por el ayatolá Ali Jamenei, quien se quebró durante los rezos de despedida, y el presidente Hasan Rohani. «El martirio de mi padre conllevará un auge de resistencia y hará temblar a Estados Unidos e Israel», prometió Zeinab, hija de Soleimani, ante los cientos de miles que salieron a las calles.

La marea humana se congregó desde la mañana iraní en las avenidas Enghelab — «Revolución» en persa— y Azadi —»Libertad»— con imágenes del jefe militar asesinado , banderas rojas —que simbolizan la sangre de los «mártires»— e insignias iraníes, libanesas e iraquíes, que realzan el trabajo hecho por Soleimani en la política exterior iraní en Medio Oriente durante los últimos veinte años. La presencia del jefe de la oficina política del Hamas palestino, Ismail Haniyeh, fue otra de las marcas de respeto a la política del jefe militar asesinado. Visiblemente emocionado, el ayatolá Jamenei pronunció una breve oración en árabe ante los féretros del general Soleimani, del iraquí Abu Mehdi Al Muhandis —número dos de la coalición paramilitar proiraní Hashd Al Shaabi— y de otros cuatro iraníes muertos en el ataque ordenado por el presidente estadounidense Donald Trump en las cercanías del aeropuerto de Bagdad.

Bajo las banderas de Irán e Irak
Frente a los ataúdes enfundados con las banderas de Irán e Irak también estuvieron presentes el presidente Rohani, el titular del Parlamento, Ali Larijani; y el jefe de los Guardianes de la Revolución, Hosein Salami. Los féretros fueron luego trasladados pasando de mano en mano entre la multitud hasta llegar al camión que lideró el cortejo que llevará el cuerpo de Soleimani desde Teherán a Qom, centro de peregrinación en el chiísmo, donde se celebrará otra ceremonia, y terminará con su entierro mañana en Keman, ciudad natal del jefe de la fuerza Al Quds.

«Fue un héroe. Venció al Estado Islámico», declaró a AFP una mujer entre los miles y miles de asistentes, en referencia a la participación de Irán en la lucha contra ISIS en Irak y Siria, guerra en la que fueron aliados de las tropas norteamericanas.

«Este es nuestro mensaje para Estados Unidos: los golpearemos, los haremos pagar por la sangre vertida por su culpa», advirtió Mehdi Ghorbani, un funcionario que acudió al cortejo con su mujer y su hijo.

Entre la multitud, los minutos de silencio eran interrumpidos por rezos y cantos religiosos replicados con megáfonos y coreados de a miles. Entre los carteles y los gritos de rabia se reiteraban «Muerte a Estados Unidos» y «Dura venganza».

Temor por las represalias
Desde el asesinato de Soleimani, distintos funcionarios iraníes adelantaron que tomarán venganza frente a los Estados Unidos y ayer se anunció que el país volverá a su política de enriquecimiento de uranio, sin respetar los acuerdos hechos con la Unión Europea, China y Estados Unidos, país que se retiró del pacto tras la asunción de Trump.

Francia, Gran Bretaña y Alemania pidieron a Irán retirar «todas las medidas no conformes» al pacto, mientras que los embajadores de los países de la OTAN se reunían este lunes en Bruselas para abordar la crisis y la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciaron que se reunirán el sábado.

Por su parte, Trump decidió no bajar el tono de sus declaraciones y advirtió que responderá con «grandes represalias» en caso de que se conozca una venganza por parte de Irán.

El presidente norteamericano aseguró que Estados Unidos tiene 52 objetivos en la mira, número que coincide con los cantidad de rehenes que se tomaron en la embajada norteamericana en 1979, año de la Revolución Islámica.

El primer mandatario estadounidense también prometió fuertes sanciones contra Irak, luego de que el parlamento de ese país votara la retirada de las tropas estadounidenses de su territorio.