Boca y su dilema para la revancha

Para dar vuelta la historia en la Bombonera, para ganarle a River por tres goles de diferencia y pasar a la gran final de la Copa Libertadores, Boca deberá hacer algo que le disgusta a su técnico Gustavo Alfaro: asumir riesgos, destaparse, dejar de jugar sobre seguro.  En cambio, para defender la ventaja amasada en el estadio Monumental, para infligirle a Boca otra herida en lo más íntimo de su orgullo, y para llegar por segundo año consecutivo a la definición del máximo torneo continental a nivel de clubes, River no necesita nada demasiado diferente de lo que hizo para ganar 2-0 la primera semifinal: le alcanzará con volcar dentro de tres semanas, en el viejo estadio de la Ribera, el peso de sus individualidades, su mayor riqueza conceptual y el vuelo superior de su fútbol. Y su renovada mística copera que lo lleva a dar un plus actitudinal en los cruces a todo o nada.