El Superclásico terminó sin goles y con planteos opuestos

Las necesidades de ambos equipos, con la mira puesta en la lucha por el título, provocaron que River tuviera una urgencia superior a su rival, debido a que se encontraba más lejos de San Lorenzo. El local salió con esa premisa, seguramente, y fue el que tomó la iniciativa del juego desde el inicio.

Con su esquema tradicional, River manejó la pelota con el despliegue de sus volantes, en donde sobresalían Enzo Pérez y De la Cruz. El que sorprendió con su planteo fue Boca. El equipo salió decidido a jugar sin la pelota. Marcone se ubicó como mediocampista solitario por delante de los defensores, Soldano se acopló a la línea de volantes, y Hurtado quedó como el hombre más adelantado.

La apuesta de Boca era sacar rédito con un error del rival, y sino aprovechar alguna acción detenida. Demasiado poco. El recurso que utilizaba era recuperar la pelota cerca de su área, y lanzarla hacia adelante para Hurtado, quien no podía prevalecer ante Díaz y Martínez Quarta.

El desarrollo no se modificó en el segundo tiempo, y River era el que apostaba a un poco de audacia. El conjunto de Gustavo Alfaro mostró únicamente a Soldano trasladado a la izquierda, y Mac Allister se adelantó unos metros.

Los jugadores de Boca demoraban cada vez que te tenían que poner en juego la pelota, y eso provocaba irritación en los hinchas. En un momento de la tarde, cuando el árbitro Rapallini cobraba algo a favor del visitante, los hinchas cantaban contra el Presidente Mauricio Macri.

Marcelo Gallardo hizo ingresar a Suárez, y el ex Belgrano aportó más desborde por la derecha. El problema es que cuando buscaba a Borré en el área, Andrada interceptaba bien para atrapar la pelota.