EE.UU. pide a Rusia que deje a Maduro

Pompeo viajó ayer a Rusia, en su primera visita en el cargo, para abordar la situación actual de Venezuela y la escalada del conflicto iraní

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, aseguró ayer que es hora de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, abandone el poder. Así de determinantes fueron las palabras de Pompeo hacia su colega ruso, Serguéi Lavrov, en una conferencia conjunta que dieron luego de su reunión privada. “Estados Unidos y más de 50 países consideran que ha llegado la hora de que Maduro deje el poder”, dijo el estadounidense en la rueda de prensa en el balneario de Sochi, en el mar Negro. 

Pompeo viajó ayer a Rusia en su primera visita en el cargo para abordar la situación actual de Venezuela como así también la escalada del conflicto iraní y el control de armas después de que Estados Unidos anunciara la revisión de los tratados de desarme estratégicos que datan de la Guerra Fría. Pompeo y Lavrov también conversaron de la prórroga del Nuevo Start, el tratado que limita el armamento estratégico ofensivo y que  expira en 2021. Pero fueron Venezuela e Irán los temas más discutidos en la conversación. PUBLICIDAD

Pompeo, cuyo país respalda al líder opositor venezolano Juan Guidó, opinó por su parte que Maduro debe renunciar para que “termine el sufrimiento del pueblo venezolano”. Además aseguró que Washington se opone a que cualquier país se involucre en Venezuela. Pero sin reflexionar sobre su propia intervención. “Esperamos que el apoyo ruso a Maduro se termine”, comentó, al tiempo que denunció que Rusia tiene intereses económicos y energéticos en el país caribeño. Luego aseguró que la postura de Estados Unidos es que sean los propios venezolanos los que elijan a sus dirigentes. A lo que Lavrorv le retrucó: “No se puede instaurar una democracia por la fuerza”. El ministro ruso acusó en tanto a Estados Unidos, y a Guidó en particular, de amenazar frecuentemente con una posible intervención militar lo que, según opinó Lavrov, no tiene nada que con la democracia. 

La crisis nuclear iraní fue otro de los temas donde las dos potencias no lograron consensuar. La escalada del conflicto comenzó la semana pasada luego de que Teherán anunció que no cumplirá con algunos compromisos del acuerdo nuclear internacional firmado en 2015. En particular explicó que desde ahora no va a vender el uranio enriquecido ni el excedente de agua pesada y que además producirá estos elementos de forma ilimitada. La medida iraní vino después de que Washington se retirara del acuerdo el año pasado. Pero a pesar de la reciente decisión de Irán, Estados Unidos continúa sin recular. Es más Pompeo aseguró a Lavrov que Washington seguirá ejerciendo presión sobre la República Islámica para que “vuelva al redil de los países responsables”. No obstante, negó que Washington desee “una guerra con Irán”, aunque aseguró que tomará medidas si sus intereses se ven amenazados, entre otras cosas por el apoyo iraní a la guerrilla chií Hezbolá. La aclaración no estaba de más, ya que informaciones publicadas en Estados Unidos aludieron a una supuesta propuesta del Pentágono de enviar 120.000 tropas a Oriente Medio para hacer frente a una posible amenaza iraní, algo que Trump negó justo cuando Pompeo estaba dando la conferencia de prensa con Lavrov. 

El jefe de la diplomacia rusa, expresó su confianza en que “la razón impere” y esos supuestos planes militares de Estados Unidos sean sólo un rumor, tal y como le había asegurado su homólogo. 

Una de los pocos puntos en común entre ambos fue la decisión de crear grupos de trabajo para negociar una prórroga para el Nuevo Start o Start III, tratado de desarme que expira en 2021 y limita el armamento estratégico. No obstante, Pompeo matizó que Estados Unidos quiere que China participe en las negociaciones, algo que el propio ministro de Exteriores chino, Wang Yi, descartó el lunes en Sochi antes de reunirse con Putin. 

Rusia ya manifestó que quiere prolongar por otros cinco años el START, algo importante luego de la renuncia por parte de ambos países al tratado de reducción de misiles de mediano y corto alcance. Otra conocida manzana de la discordia en las relaciones bilaterales, Ucrania, llevó a Pompeo a pedir a Rusia que “tienda una mano” al presidente electo, Vladímir Zelenski. El objetivo, dijo, debe ser solucionar la crisis entre ambos países, lo que incluiría la liberación de los marineros ucranianos atrapados por guardacostas rusos en noviembre pasado en el mar Negro. 

Como había prometido, Pompeo también sacó a la luz el asunto de “la injerencia en una campaña electoral de Estados Unidos”, que tachó de “inadmisible”. “Si esto sucede también en 2020, con toda seguridad nuestras relaciones mutuas empeorarán. Hacemos un llamamiento para que no lo hagan, simplemente no lo admitiremos”, advirtió Pompeo.